Hoy en día estos dos marineros que trabajan en sus barcas son una especie de anacronismo en la hiperturística Mallorca sur de estos días. Rodeados de villas hechas para atraer a turistas ricos del centro y norte de Europa, estos humildes trabajadores hacen que su oficio sobreviva un día más.
Tal vez un día, no hace tantos años, Cala Pi fue un refugio natural que utilizaron muchos más pescadores pero a día de hoy sólo unos cuantos valientes salen al mar para ganarse el sueldo. Es una lástima que estos oficios tradicionales se vayan perdiendo y la independencia alimentaria de la gente sea cada vez menor... pero la caída de la rentabilidad de estas actividades hace casi imposible poder vivir de ellas.
Cala Pi recibe su nombre de los pinos que crecen rodeándola y se trata de una cala muy protegida de los vientos y que no parece tener una gran afluencia de público, que prefieren otras playas de Llucmajor como puede ser la de S'Estanyol.
Para mi es una de las calas más bonitas de Mallorca así que no es de extrañar, aunque sí un poco lamentable, que toda esta costa esté fuertemente urbanizada. Al menos queda el consuelo de que el destrozo no es tan significativo como en otros lugares de la costa ya que la arquitectura elegida se integra bastante bien con el entorno.
Otro punto fuerte de este sitio es que hay una vieja torre de vigilancia de cuando Mallorca era objetivo de los piratas que infestaban el Mediterráneo y aparte de eso la Corona de Aragón era un reino que tenía enemigos bastante peligrosos. Hay bastantes por la isla y, afortunadamente, muchas de ellas se mantienen en pie con un grado bastante aceptable de conservación.
La que hay en Cala Pi fue construida en el siglo XVI, tras la unificación de la Corona de Aragón con la del Reino de Castilla en el siglo XVI, aunque seguían siendo entidades políticamente independientes.
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