10.2.11

Acerca del divismo

Uno de los grandes problemas de las sesiones fotográficas es cuando te toca trabajar con gente "diva". Gente que por tener un buen físico o manejar una buena cámara se creen alguien en la vida.

Pues no, hijos, no. Sois una panda de matados como todos los demás, incluyendo al autor de este artículo.

Honestamente, no entiendo este tipo de actitudes. He visto y me han contado de fotógrafos tiranos y he visto y me han contado de modelos que harían mejor quedándose en casa.

Una sesión de fotos debería ser algo divertido. Al fin y al cabo estamos unos delante de la cámara y otros detrás de ella porque nos gusta. Entiendo que si estás bajo contrato y cobrando hay que garantizar unos resultados y tal vez sea necesario dar un toque de atención a alguna gente, pero ni siquiera en estos casos es aceptable la descortesía.

Así que, insisto, no entiendo al fotógrafo que se cree un artista y en nombre de su arte se permite tratar a los demás como a auténticas alimañas. No sólo a la modelo que le toque aguantarle en ese momento si no también a otros fotógrafos, acompañantes o a alguien que pasaba por allí.

De estos sólo tuve una mala experiencia durante una boda, hace muchos años y casi le cojo asco al asunto.

Y luego están las modelos que por tener un par de tetas en condiciones (o no) y saberse (o creerse) deseadas van por ahí como si fuesen las emperatrices de la India dirigiéndose a sus súbditos. De estas alguna experiencia más he tenido aunque, gracias a Dios, tuve el sentido y la cordura de no hacerles fotos. Me jodería gastar horas de mi tiempo y megas de mi disco duro en gente así.

Así que mi consejo de hoy sería que si podéis evitarlo, no trabajéis con divos ni divas. Dejándoles un poco de lado es quizás la única forma en que aprenderán un poquito de humildad y tal vez se pueda hacer algo con ellos o, si no es así, al menos no le darán la chapa a nadie más.

Rebajarse por una foto nunca ha sido buena idea.

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