29.9.11

El valle del Douro (I): de Bragança a Freixo de Espada à Cinta



Domus Municipalis, Bragança (Trás-os-Montes, Portugal)

Domus Municipalis, Bragança


Outeiro, Bragança (Portugal)

Outeiro


Castelo de Outeiro (Bragança, Portugal)

Castelo de Outeiro


Castelo de Miranda do Douro (Trás-os-Montes, Portugal)

Castelo de Miranda do Douro


Mirandeses

Estatua de Mirandeses


De crucero por el Duero

Cañón del Duero en Miranda


Igreja de Mogadouro (Trás-os-Montes, Portugal)

Iglesia de Mogadouro


Castelo de Mogadouro (Trás-os-Montes, Portugal)

Castelo de Mogadouro


Mazouco, Freixo de Espada à Cinta (Trás-os-Montes, Portugal)

Mazouco


Congira, Freixo de Espada à Cinta (Trás-os-Montes, Portugal)

Douro en Mazouco


Freixo de Espada à Cinta (Trás-os-Montes, Portugal)

Freixo de Espada à Cinta


A Torre do Freixo (Freixo de Espada à Cinta, Portugal)

Freixo de Espada à Cinta


O Freixo de Espada à Cinta (Portugal)

Freixo de Espada à Cinta


Tres de los grandes ríos peninsulares tienen tramos internacionales y dos de ellos, el Tajo y el Duero, desembocan en la costa portuguesa tras haber recorrido parte del país.


De estos dos, el Duero es el que ofrece un recorrido más espectacular, encuadrado en un cañón que atraviesa Portugal de este a oeste y que conoce toda clase de climas, desde el interior de lo que en ese país se llama el Alto Douro, hasta el atlántico de Oporto, en su desembocadura.


El Duero recibe el nombre de Douro en Portugal, y ese va a ser el nombre con el que me voy a referir al mismo durante las dos entregas en que voy a dividir esta ruta.

La ruta va a comenzar realmente en Bragança, para enlazarlo con la ruta anterior, la que nos llevaba de Chaves a Puebla de Sanabria y que pasaba por la capital de Trás-os-Montes.


Y precisamente a la antigua capital de la provincia histórica de Trás-os-Montes nos vamos a dirigir desde Bragança, para hacer una parada en un pueblo llamado Outeiro.


Outeiro es interesante debido a los restos de su castillo, antiguamente uno de los que protegían la línea fronteriza del noreste portugués, en colaboración con los de Miranda do Douro, Vimioso, Penas Róias y Algoso... y a una mayor escala, con Bragança o Freixo de Espada à Cinta, por mencionar otros dos lugares de esta ruta.


Desde lo alto de la colina se divisa muy bien el área circundante, incluyendo la frontera que separa a estas tierras de España. En los primeros tiempos del Portugal, echar un ojo a lo que hacían sus vecinos leoneses era vital para la supervivencia del reino.


Pero una vez que la cosa se fue calmando el castillo fue cayendo en ruina hasta su casi total desaparición. Por la cantidad de escombro que se ve, diría que los vecinos habrán canibalizado las piedras hasta dejarlo en su estado actual.


Aquí una cosa: el GPS os dirá que para Miranda hay que coger una carretera que va por el lado este de Outeiro, mientras que la cartelería te manda por una carretera principal. En este punto, mejor hacer caso del GPS. La carretera principal te lleva en realidad a Argozelo, y a partir de ahí tienes que coger una carretera como la otra, aunque con algunas curvas menos. Es un buen rodeo.


Antes de llegar a Miranda do Douro vamos a pasar por tierras de Vimioso, que junto con Miranda y otro municipio por el que pasaremos después comparten una lengua llamada mirandés, de la familia del asturiano y el leonés. El mirandés se escribe con grafía lusa, pero es perfectamente comprensible para cualquiera que sepa gallego, portugués o asturiano. Los que sólo saben castellano tendrán algunos problemas con el vocabulario, pero nada insalvable. El mirandés es la única lengua, además del portugués, que tiene rango oficial en el país y es un patrimonio cultural en el que se está trabajando para su conservación, habida cuenta de que el asturleonés se perdió al otro lado de la frontera.


Miranda do Douro fue en tiempos la capital de la provincia histórica de Trás-os-Montes y sede episcopal. Estamos hablando de finales de la Edad Media, cuando las cosas ya no iban tan revueltas como antes. Miranda prosperó y una familia que está muy ligada a la ruta que haremos se hará cargo del castillo: los Távora, leales servidores de los reyes portugueses a pesar de tener orígenes en la realeza leonesa.


Miranda prosperó mientras hubo paz. En cuanto la guerra volvió la ciudad sufrió muchísimo y la sede episcopal y la capitalidad se movieron a Bragança, donde están hoy, en el siglo XVIII. A pesar de eso y aún hoy, los obispos bragantinos inscriben su nombre en la placa con los nombres de los titulares de Miranda que se encuentra en las ruinas de lo que un día fue el palacio episcopal. De hecho, la antigua catedral de Miranda sigue teniendo el título de "Sé" (Sede episcopal)


El castillo de Miranda conoció un episodio terrible cuando durante un sitio el polvorín del castillo estalló matando a casi 400 personas. Aunque no se ha determinado la responsabilidad, existe la creencia de que el gobernador militar de la plaza tuvo algo que ver. Después de aquello, claro, Miranda capituló.


Otra cosa interesante de Miranda, además de sus calles con una arquitectura popular muy bien conservada es lo que queda de un monasterio, hoy convertido el edificio de la iglesia en biblioteca municipal.


Y por supuesto, no hay que olvidar los restos de la muralla y los numerosos miradores que hay sobre el cañón del Douro, que aquí es muy bonito. Para navegar por él hay un embarcadero desde el que sale un catamarán. Se va a él por la carretera que va hacia España y que termina en la presa de Miranda.


Dejamos ahora miranda y vamos hacia Mogadouro, siguiendo el curso del río (aunque no lo veremos en bastantes kilómetros). Mogadouro fue otra de las posesiones de los Távora.


El castillo de Mogadouro fue de gran importancia dentro de la defensa del noreste portugués, y se mantuvo en muy buen estado hasta la aniquilación de la familia Távora en el siglo XVIII a manos del Marqués de Pombal. Después la ruina hasta que el municipio se hizo con lo que quedaba del castillo y consolidó y rehabilitó parcialmente los restos. Hoy es posible subir a la torre con una guía turística municipal.


En el mismo momento en que se sale del territorio de este municipio y se entra en Freixo de Espada à Cinta  hemos entrado en la Região Demarcada do Douro que instituyera en el  siglo XVIII el marqués de Pombal para la protección de los vinos de  Oporto. Aunque Oporto está como a 250 kms, los vinos que llevan su  nombre se elaboran en el tramo del río que va desde Cinfães hasta el  límite de Miranda do Douro). Está bien indicarlo porque no recuerdo haber visto ningún cartel que te informe de esto.

El camino va a transcurrir sin sobresaltos hasta Mazouco, ya en el muncipio de Freixo de Espada à Cinta. Aquí dejaremos la carretera principal y nos dirigiremos al pueblo. De camino a él hay unas vistas preciosas sobre el valle del Douro, en la zona de las Arribes del Duero. A un lado, España. Al otro, Portugal.


La verdad, no merece mucho la pena pararse en Mazouco. Es un pueblo bonito, pero no tiene nada en concreto que ver. Y tampoco parece que estén muy acostumbrados a ver turistas porque veían la matricula de mi coche, española, como quien ve un marciano. Tal vez pensaban que me había perdido.


Lo interesante de Mazouco es precisamente el río. En la parte de abajo hay un pequeño rinconcito con una especie de playa fluvial, donde hay un embarcadero y donde al parecer se pueden alquilar canoas (no lo tengo claro: el día en que fui no había un alma). Pequeñas casetas se yerguen entre los huertos de olivos, naranjos y almendros, algunos orientados hacia el río. Tiene que ser un lugar fantástico para estar tranquilo.


Siguiendo por la carretera al lado del río tienes unas vistas preciosas de las Arribes. Después se desvía y los viñedos que ya habían empezado aquí y allí desde Miranda comienzan a ser preponderantes. También empieza a haber muchos almendros y por todas partes el omnipresente olivo.


Freixo de Espada à Cinta tiene un nombre tan curioso que fue una de las razones que me llevaron a visitarla. Aunque el pueblo en sí es un poco decepcionante para quien busca grandes monumentos, lo cierto es que ninguno le podría haber hecho sombra a los paisajes que hemos dejado atrás. Es una villa que conserva muy bien su patrimonio, habiendo varias iglesias, alguna medieval, y una torre que es todo lo que queda del castillo y que está en un excelente estado.


Vamos a dejar esta etapa en Freixo y continuamos desde aquí en la próxima entrega


El Mapa


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