Cuando fui por primera vez a Sesimbra, hace ya tantísimos años, ni sospechaba la gran cantidad de tesoros que guarda este hermoso concelho portugués.
Me quedé, igual que mis compañeros, con la imagen de un pueblo cochambroso, avejentado y terriblemente decadente.
Y a muy poco de nosotros estaban la Serra d'Arrábida o el espectacular Cabo Espichel, con su monasterio abandonado, sus vistas y su faro.
Y no mencionemos Praia do Meco o la Lagoa de Albufeira, cuya desembocadura forma una de las playas más hermosas de cuantas conozco, con sus dunas y arenales.
Esto sólo hace que me pregunte cuántos sitios habré visitado dejándome atrás lo mejor y teniendo, por ello, una mala impresión del lugar. Sabe Dios.
En cuanto a la foto, mucha suerte. Resulta que iba a sacar una foto del faro y se pasó la carrinha esta, haciéndome pensar que la foto se iba al carajo... pero a medida que avanzaba y se acercaba al faro empecé a verle posibilidades al asunto. Apunté, disparé... et voilà!
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