Esto es como las secuelas de las pelis malas... no importa lo malas que sean, que siempre hay más y más (que se lo pregunten a "Loca Academia de Policía" o "Karate Kimura").
Pues en esta ocasión el que abrió la boca perdiendo una oportunidad de oro para estarse calladito fue nuestro inefable ministro Jordi Sevilla, que fue pillado in fraganti mientras llamaba "charnego" a su correligionario, el ministro Montilla. Según Carod Rovira un "charnego" es aquel que es de madre catalana y padre no catalán.
A la hora de pedir disculpas, el inefable Sevilla (¡qué apellido tan catalán que tiene!) nos toma por tontos y dice que se muestra "encantado" con la respuesta de la sociedad a su desliz (como si nos hubiera puesto a prueba o algo) y afirma que estaba equivocado (como si se tratara de averiguar en qué estante están los bombones en el súper) para continuar diciendo que cualquiera que viva y trabaje en Cataluña puede presentarse y ser Presidente de la Generalitat (nos quedó claro que el otro día le parecía "prematuro"), para finalizar diciendo que "esa es la grandeza de la democracia" (cómo si nosotros pudiésemos elegir democráticamente a todos y cada uno de nuestros representantes, en lugar de hacerlo en lote por culpa de las listas cerradas... porque me sé de uno que no iba a renovar cartera).
Luego parlotea acerca de los riesgos en que incurre la sociedad cuando "se roba, aunque sea palabras sin el consentimiento del que las utiliza, cuando se quiere censurar lo que son conversaciones privadas y, sobre todo, cuando se quiere opinar sobre lo que uno opina en privado". Pues hombre, haber opinado en privado, no en un sitio infestado de periodistas. O como dice el proverbio chino... "si no quieres que nadie se entere... no lo hagas"
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