18.1.11

Fortificaciones portuguesas del Miño

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Torre de Lapela
Torre de Lapela


Valença do Minho
Valença do Minho


Tui desde Portugal
Tui desde Portugal


Esteiro do Minho en Caminha (Minho, Portugal)
Esteiro do Minho en Caminha


Forte da Ínsua (Caminha, Portugal)
Forte da Ínsua, Caminha


Forte do Cão em Gelfa, Caminha (Minho, Portugal)
Forte do Cão em Gelfa, Caminha


Forte de Paçô (Viana do Castelo, Portugal)
Forte de Paçô


Desembocadura del Lima en Viana do Castelo (72 mil visitas)
Desembocadura del Lima



Como buenos vecinos, España y Portugal se han matado el uno al otro durante siglos y eso nos ha legado un rico patrimonio de arquitectura militar que hoy en día está en un estado de conservación bastante desigual., pero que nos puede servir para hacer una escapadita de un día o de un fin de semana.

Nuestra ruta comienza en Melgaço, frente a la localidad pontevedresa de Arbo. Al igual que su vecina española, Melgaço cuenta con el Albariño y la lamprea como grandes bazas turísticas, y añade la presencia muy cercana del Parque Nacional de A Peneda - Gêres (es muy recomendable la visita al santuario y al lago). Además de eso, Melgaço es villa balnearia. Pero lo que nos interesa para esta ruta es su pasado militar.

El castillo, situado en el casco urbano de Melgaço, fue construido por indicación de Afonso Henriques, primer rey de Portugal allá por el siglo XII y se trata de la fortificación más septentrional del país. En el siglo XIV, de hecho, se estableció la obligatoriedad de cruzar a Galicia únicamente por aquí ya que se convirtió en el único paso fronterizo autorizado.

Nuestro siguiente paso será la vecina Monção, capital del Alvarinho portugués y a su vez, del Vinho verde. Sus vinos gozan de gran prestigio en todo Portugal y no es difícil encontrarlos en cualquier superficie comercial del país. Igual que Melgaço dispone de balneario, aunque no dispone de habitaciones para alojar a sus clientes.

Las murallas de Monção son de mayor tamaño que las de Melgaço y sirvieron para proteger este paso durante las diferentes guerras fronterizas. Parece ser que fue construido en el siglo XIV y sus murallas, en el marco de sus sucesivas mejoras, canibalizaron otras fortificaciones cercanas, como las del castillo de Lapela, que es nuestra siguiente parada.

Lapela hoy en día es un pequeño núcleo urbano a orillas del Miño y a la sombra de la torre de homenaje de un antiguo castillo también del siglo XIV ya desaparecido y cuyas piedras sirvieron de material para una de las obras de mejora de las murallas de Monçao. Hoy en día es posible subir a ella, pero no sé dónde se pide la llave. Habría que preguntar a los vecinos. Otro interés turístico de Lapela es que por aquí pasa la ecopista que va desde las afueras de Monção hasta Valença y que ocupa el lugar de la antigua vía férrea. En el marco de su construcción se recuperó el edificio de la antigua estación del pueblo, que antaño conoció gran importancia en el tráfico de madera.

De camino a Valença podemos ver el pórtico de la Quinta do Crasto o incluso desviarnos al monasterio abandonado de Sanfins, pero se salen del propósito de esta ruta.

Valença do Minho es la localidad de frontera más conocida del norte de Portugal. Su mercadillo y sus poderosas murallas con vista al Miño y a la vecina Tui son perfectamente conocidas por un número bastante importante de gallegos... tanto que el mercadillo tuvo que dejar su emplazamiento original a los pies de la fortaleza para ubicarlo en unas instalaciones construidas al efecto.

En cuanto al castillo, parece que su origen está en los siglos XII o XIII, poco después de la independencia del país para proteger el norte de incursiones desde Galicia y que fue fuertemente reformado durante la guerra de restauración portuguesa para adaptarla a las necesidades de defensa frente a ataques con artillería.

A partir de aquí, las murallas están bastante hechas polvo, como la de Vila Nova de Cerveira, hoy completamente destrozada y coronada por un restaurante que tiene una arquitectura de finales del Siglo XX que no tiene nada que ver con el edificio sobre el que se asienta. Un desastre.

También en las cercanías está el fuerte de Lovelhe, pero no lo conozco en persona y las fotos que he localizado lo muestran en estado de abandono o semiabandono. Al parecer están con obras de "valorización" (me imagino que algunas prospecciones arqueológicas y desbroce).

La siguiente fortaleza, que debió ser de gran importancia a juzgar por los escasos restos que se conservan hasta nuestros días fue la de Caminha, pero aparte de algunos vestigios del muro integradas en viviendas muy posteriores y alguna garita, se puede decir que no existe castillo como tal, aunque visitar la desembocadura del Miño siempre es interesante.

Desde el parque forestal de Caminha, un poco pasada la villa, podemos acceder a la playa marítima más septentrional de Portugal y desde allí tenemos vistas del fuerte que vigilaba la desembocadura del río y sería la primera fortaleza marítima portuguesa si vamos de norte a sur. Se trata del Forte da Ínsua, en Moledo. El fuerte se encuentra en una isla, y desde tierra parece estar en buen estado, pero cualquiera sabe. En la wikipedia se dice que está en mal estado.

Una curiosidad sobre este fuerte es que en su interior hay un pozo de agua potable. Lo cual es acojonante teniendo en cuenta que se trata de un islote rocoso de escaso tamaño. Según la wikipedia se trata de uno de los únicos tres pozos de agua potable del mundo que se halla en el mar.

Cerca de este se encuentra, ya en Vila Praia de Âncora, el fuerte de A Lagarteira, que no conozco, pero que está en un excelente estado ya que se encuentra en el casco urbano de una localidad eminentemente turística. Sus últimas obras datan de 1997.

El que no tiene tanta suerte y eso que se encuentra bastante cerca es el Forte do Cão, en Gelfa, en estado de abandono y al lado de la playa. No se puede visitar, y los muros están en un estado bastante mejorable. En verano es un buen lugar para ir a la playa, ya que está rodeado de arenales.

La penúltima parada de nuestro recorrido será el Forte de Paçô, en Carreço, ya dentro del municipio de Viana do Castelo. Por internet se puede leer que está en estado de restauración, pero lo cierto es que no es así: de hecho el cartel que está sobre los muros del castillo se refiere a unas obras de infraestructuras y no a la restauración propiamente dicha. El estado del edificio es bastante malo.

Y para finalizar, podemos acercarnos hasta Viana do Castelo a ver el Forte de Santiago da Barra, sede de la Región de Turismo del Alto Miño y cuenta con un auditorio. Su estado de conservación es magnífico, por tanto. Se encuentra a orillas del río Lima, cuya desembocadura protegía


Ya que estamos en Viana podemos aprovechar para pasear por sus calles o subir hasta el santuario de Santa Luzía que tiene unas vistas excelentes de la ciudad y de su entorno (el río Lima, la costa atlántica, etc).

El Mapa
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16.1.11

Acerca de los clichés

Cuando te planteas hacer una foto lo primero en lo que tienes que pensar es en la temática de la foto, en lo que vas a contar con ella. Todo lo demás vendrá subordinado.

Es normal que haya una serie de temáticas que a todos nos gusten. Y es normal que la gente lo intente. Con el tiempo algunas de estas temáticas acaban siendo tan usadas que se convierten en clichés y la gente no innova... peor incluso: se rebaja su prestigio.

Algunos de estos clichés más conocidos son las fotos de vampiros, las pin-ups o, por ejemplo, las de chicas con un arma (katana, pistola, etc).

Y ahí es donde viene el problema, que mucha gente hace la foto, pero luego se queda muy corta en la preparación o en el procesado.

¿Quién no ha visto fotografías de vampiros con capas de Drácula adquiridas claramente en el todo a cien? ¿Pin-ups a todo color y a máxima definición? ¿Chicas con un arma en un entorno donde no tiene sentido y donde se ve claramente que la modelo no ha tenido una de esas delante en su vida? El rosario de defectos técnicos y narrativos de los clichés son capaces de asustar a cualquiera.

Pero hay un defecto mayor que todos estos: la absoluta falta de imaginación, tanto en la interpretación de la gente que posa, como de la que fotografía, con lo cual se limitan a repetir el gastadísimo cliché sin aportar nada nuevo ni a la fotografía, ni a sus propios álbumes.

Pero ojo, que no se entienda esto como una crítica destructiva: hay gente que realmente se lo curra y lo intenta. Aunque no lo consiga da gusto ver el esfuerzo. Otra gente es que ni se lo curra y es a ellos a quienes va dirigida esta crítica. En eso soy de la opinión de que más vale una foto de menos, que una foto de más.

Y ya que critico, es justo que diga algo más.

En el caso de las fotos de Drácula: si vamos a usar atrezzo muy cutre, tendrás que jugar bastante en procesado. Ya el hecho de disfrazar a alguien así implica que tu procesado tiene que estar acorde: o eres un megacrack de la iluminación, procesado y demás, y tienes una cámara muy buena que sepas exprimir al máximo para conseguir una buena calidad de color, textura, composición y demás para ofrecer una imagen buenísima, o tu recurso pasa por justo lo contrario: quitar calidad.

Como esa ropa es de época, puedes intentar recurrir a envejecer la imagen para que parezca una foto antigua (truco que también vale para fotos levemente desenfocadas), jugando con su color, tono, añadiendo ruido, etc. Y usa una composición adecuada para que no se note que has comprado el disfraz en los chinos.

En el caso de las fotos de pin-ups, el gran error suele ser poner a una chica que no tiene ese físico (les falta voluptuosidad por ejemplo), con una ropa que no es la adecuada (mucho más moderna) y sin una interpretación adecuada (poner "cara de pin-up" es un arte y hay que ser muy buena actriz para lograrlo... y el fotógrafo un crack dirigiendo y encontrando el punto preciso) y sobre todo, con una gama cromática inadecuada: las fotos de pin-ups requieren un procesado muy concreto que haga que tu foto se parezca a una página de una revista de los años 40-50. Suele ser un buen ejercicio repasar los primeros años de Playboy, que fueron un auténtico festival de maravillas, muy alejadas de la sosez que publican hoy en día.

Por último, alguien que porta un arma suele requerir sobre todo de capacidad narrativa por parte del fotógrafo y capacidad interpretativa por parte de la modelo. No es simplemente coger el arma y blandirla y que el paisano saque la foto. Y el procesado, por supuesto, también tiene su punto: para fotos de katanas yo repasaría lo que hizo Rebeca Saray hace tres o cuatro años (Johanna, si me lees ya sabes que va por ti y por tu excelente trabajo en esa sesión), y en general, cualquier foto de violencia no puedes sacarla como si hicieses un retrato. Tiene un dramatismo que tendrás que reflejar en tu foto.

Por supuesto, esto no es más que una visión personal y los comentarios están para rebatirme