26.9.05

Los sueños se viven... en cama

Si hay algo que recuerdo de Francia, es el extraño ritmo de vida que tienen sus habitantes.

Me explico: un francés medio, de la ciudad en la que viví, tenía el siguiente horario: levantarse a las 6:30-7:00, entrar a trabajar a las 8:00, salir para comer a eso de las 12:00 y volver al trabajo a las 14:00 y quedarse allí hasta las 18:00. Después se iban a su casita hasta el día siguiente, con ocasionales excepciones para ir al cine, al Carrefour, o, muy raramente, a tomar algo o pasear. A las ocho las calles tenían el aspecto de una ciudad española a las cinco de la mañana. Eso de lunes a viernes.

Los sábados se dedicaban a: dormir hasta más tarde, comer, y finalmente ir al Carrefour a hacer la compra extrabestia de la semana (ni he visto carritos más cargados ni atascos más intensos que los de la ZAC Beaulieu un sábado por la tarde). Por la noche salían, escuchando música moderna (de los 80, maomeno), y poniéndose ciegos de alcohol (y es caro el jodido allí). Sus zonas de marcha estaban hipermasificadas (unos 100 metros de separación entre locales en una villa "marchosa" como Saintes, donde había cuatro gatos por las calles a esas horas) o eran enormes (como el Gabut de La Rochelle, que son cuatro casitas de madera)

Los domingos los dedicaban a... nada en absoluto. Supongo que a descansar de su marcha sabadera. Excepto la zona turística de la ciudad, el resto aparecía casi desierto, como si hubiera toque de queda.

Pero bueno, esto es lo que pasaba en la zona en la que estuve e igual no pasa lo mismo en el resto de Francia... pero el caso es que...

Una de las cosas que más me sorprenden de mi nueva compañera de piso es su (hasta el momento) escasa disposición a abandonar el piso. Desde que ha llegado, y excepto en un par de ocasiones su sueño de venir aquí (ella dixit) lo ha vivido en su cama, sentada, y chateando con su gente vía Messenger. Ha visto levemente el centro de la ciudad y el sábado lo ha dedicado a comprar. El domingo se ha quedado en casa, y durante la semana... bueno, mientras no le empiecen las clases está de vacaciones, así que aún no sé (pero hace vida semidominguera).

Pues nada más... que me quedan dos días hasta la llegada de las otras dos chicas (y que sea lo que Dios quiera)

21.9.05

Los franceses nos invaden

Una de las razones que me impulsaron a buscar estudiantes erasmus como compañeros de piso fue la posibilidad de practicar idiomas.

Hace dos años me fui a Francia como erasmus, y aunque la experiencia no fue todo lo grata que hubiera deseado si que volví con un nivelillo de francés... que estaba perdiendo por falta de práctica.

Esta primera chica, a la que llamaremos Marie (porque sí) ha venido desde su ciudad natal en coche con sus padres (y sus peluches, sus plantas y su televisión con su reproductor de DivX y ...). Más que de erasmus parece que se muda definitivamente. Joder, ni siquiera yo tengo tantas cosas en el piso y eso que sólo estoy a 100 kms de mi casa.

El hecho es que se han metido entre pecho y espalda un palizón bestial de 18 horas que hizo que yo perdiera varias horas de sueño como efecto secundario, ya que tuve que permanecer levantado hasta la hora de llegada (a unas tempranas 3:00 AM) y guiarlos hasta el piso.

Tal vez fue un presagio, pero durante el camino me encontré con un inglés que me preguntaba dónde quedaba un alojamiento (a las 3 de la mañana, si) del cual tenía una tarjeta. Con mi vacilante inglés y un absoluto asombro porque el buen señor se acerque a un pais sin saber
nada del idioma local (y eso que no somos Finlandia) conseguí indicarle como llegar.

La cosa empezó pintando mal, porque mi francés al parecer es incomprensible para su familia: yo insistía en decirle "tout droit pendant un demi kilometre" (todo recto durante medio kilómetro) a su señor padre y el insistía en ir a 10 por hora y preguntar en absolutamente cada bifurcación que nos encontramos hasta que se cubrió toda esa distancia. Luego tuvimos un par de malentendidos con los semáforos (le dije que tenía que ir por donde estaba el único semáforo en rojo de toda la calle y el tío se paró en seco como si no supiera lo que acababa de decir)... en fín, que milagrosamente llegamos a destino y descargamos las cosas de la nena.

La sorpresa vino por la mañana. Yo les había cedido una de las habitaciones que estaban libres en el piso en el convencimiento de que se irían al día siguiente por la mañana... pues no, resulta que no, eso fue ayer y esta mañana estaban cómodamente desayunando en la cocina. Menos mal que no suelo desayunar, porque habían ocupado las tazas y los cacharros que se emplean para estas cosas y sin pedir permiso ni decir nada. Espero no haber adoptado a la familia completa.

Entendámonos, no me molestaría que el hecho de que se queden tanto tiempo si no fuera por dos cosillas:

a) Nadie me avisó de esta circunstacia y odio que los invitados se tomen tantas libertades.
b) Menos mal que tengo una habitación libre, que si no...

Amos, que le han echado jeta al asunto y aprovechan para venirse de vacaciones. Puede que en Francia este comportamiento sea la caña... pero vaya, esto no es Francia. También es gracioso ver como hablan a mi compañero de piso en francés (y claro, no entiende ni papa). ¿Por qué la gente se irá al extranjero pensando que todo dios habla su idioma? Un día de estos tengo que contar algunas turistadas.

En fin, que menos mal que las otras dos vienen en avión y sin familia. Ay, Eva ¡¡¡que rebotación!!!

Episodio Piloto

Uno... dos... tres... ¡probando! ¿Se me oye bien al final de la sala? Espero que sí­, pero como nadie está leyendo esto... ¡no puedo saberlo!

Bien, este es el primer post en mi blog. Realmente no tení­a muchas razones para publicar uno, pero ahora que voy a vivir con tres extranjeras, creo que empezaré a tener algunas cosillas que contar: convivir con dos francesas y una polaca tiene que ser fuente inagotable de anécdotas.

Además, mi trabajo también me provee de unas cuantas... y aquellos que me conoceis sabeis la cantidad de cosas surrealistas que me suelen pasar.

Ahora, estimado lector, te estarás preguntando por qué habré puesto este nombre a mi blog: en realidad no era el que tenía pensado, pero al parecer blogger tenía todos los demás ocupados y como cierta amiga mía, muy fan de Amaral y tirando a Granaína, a la que me referiré como "Eva" (ella sabe por qué) empleaba esta palabra con asiduidad para expresar estrés o frustración, pues decidí probar con ella. Coló.

Dicho esto, empecemos....