Muro de Sanfins
Claustro de Sanfins
Capela en Sanfins
Santo Ovídio
Torre de Lapela
Valença do Minho y TuiEsta va a ser una ruta cortita y que puede formar parte tanto de la ruta del Miño como de la primera de las de Portugal de norte a sur porque sus trazados son casi coincidentes.
Vamos a partir de Monçao con dirección a Valença do Minho hasta el cruce de Gondomil, donde un cartel nos indica "Mosteiro de Sanfins", que será nuestro primer destino.
Unos kilómetros más adelante habrá un segundo cartel, pero es un poco difícil de ver ya que queda detrás de una curva y además está tapado en parte por un árbol, pero nos indica el camino a seguir.
Un tercer cartel nos indicará el último cruce que debemos tomar y un par de kilómetros después la carretera termina en un aparcamiento y comienza una pista de tierra. Mucha gente deja el coche aquí y prosigue caminando, pero se puede continuar. Por cierto, que desde aquí hay ya muy buenas vistas del valle del Miño.
Al final de la pista de tierra un muro de piedra nos impide el paso. Este muro es el cierre del patio del monasterio de Sanfins, abandonado hace ya mucho tiempo y con tan sólo su iglesia mantenida en buen estado... el resto da un poco de vergüenza, con muros despolmándose y escombros que han caído hace años sin que los responsables del patrimonio luso hagan mucho al respecto. Una lástima.
En tiempos fue un monasterio de gran importancia ya que data de los primeros tiempos de la independencia portuguesa y gozó de numerosos privilegios por parte del Rey.
Para ver, además del patio y los restos del claustro, es muy interesante visitar la huerta que queda detrás del muro que vemos en frente a la iglesia (hay que buscar el camino avanzando hacia la derecha del mismo, y buscando tras las casas abandonadas). En esta huerta hay restos de un viejo molino y una cisterna para la acumulación de agua.
Es muy impresionante el aprovechamiento hídrico que tenía esta gente: por encima del muro que nos cierra el paso circulaba un acueducto que distribuía agua por el monasterio y por la huerta que había detrás de este, y un segundo acueducto alimentaba al molino y también a la huerta de detrás del muro.
Además, se puede visitar una capillita abandonada en lo alto de un peñasco, a la que se accede por el camino que parte del patio y va por las casas abandonadas. La vegetación es tan densa que en épocas del año puede cortar el paso, pero las vistas desde allí merecen la pena.
Una cosa más: existe la posibilidad de que un rebaño de vacas se pasee a sus anchas entre todo el abandono. Hay que tenerlo en cuenta porque puede limitar las zonas visitables del mosteiro.
Volviendo sobre nuestros pasos hacia el último cruce, podemos ver un pequeño cementerio antes de terminar el camino de tierra. Tiene unas vistas estupendas.
Continuaremos camino hasta el cruce y una vez en él, a la derecha, hacia Sanfins (el pueblo que da/recibe nombre al monasterio) y un poco más adelante hay un desvío a la derecha para el mirador de Santo Ovidio, nuestra segunda parada.
Hay que tener cuidado cuando se termina el asfalto, porque el adoquinado (hay que ver lo que les gusta el adoquinado a los portugueses) es bastante irregular y castiga las suspensiones del coche. Hay una pequeña zona para comer con mesas antes de llegar, al lado de un punto de agua construido para abastecer a los helicópteros anti incendios, y que tiene unas estupendas vistas.
Santo Ovidio aparece un poco más adelante, en la cima de una pequeña colina. Las vistas desde aquí son bastante impresionantes, divisándose casi todo el sur de la provincia de Pontevedra (salvo parte del Baixo Miño), y las cumbres del Xurés/Gêrés a la izquierda, con la Torre de Lapela justo en frente y bajo nuestros pies los tejados del mosteiro de Sanfins.
De vuelta a la carretera, iremos hacia nuestra penúltima parada. En el cruce otra vez a la derecha, y al llegar al final de la carretera otra vez a la derecha, para ir a la capilla de Santa Ana en Monte Facho.
La capillita es interesante y su entorno se ha preparado para escapadas de fin de semana, con mesas y asaderos. Hay varios bares y alojamiento.
Un poco más adelante, tenemos otra pequeña capilla con unas vistas impresionantes, que nos muestran todo el Baixo Miño y parte del Condado, llegando a divisar Santa Tegra y el océano a lo lejos, así como todo el valle en el que está Valença do Minho.
Y de aquí, podemos bajar hasta Valença y visitar sus murallas con vistas a Tui y al puente que Eiffel hizo para unir ambas orillas del río y tal vez tomarnos algo en sus múltiples bares y restaurantes
El Mapa
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