27.12.09

Portugal y Andalucía (II): Un segundo vistazo a Sesimbra

Lagoa de Albufeira, Sesimbra (Alentejo, Portugal)
Lagoa de Albufeira


Raio de can
Lagoa de Albufeira


Día de playa en Aldeia do Meco (Sesimbra, Portugal)
Praia do Meco


Cabo Espichel (Sesimbra, Portugal)
Cabo Espichel


La familia que se despeña unida... (Cabo Espichel, Sesimbra, Portugal)
Cabo Espichel


Mosteiro do Cabo Espichel (Sesimbra, Portugal)
Mosteiro do Cabo Espichel


Faro do Cabo Espichel (Sesimbra, Portugal)
Cabo Espichel


Castelo de Sesimbra
Castelo de Sesimbra


Saltamos desde Óbidos a Sesimbra. En la etapa anterior terminé de noche, así que lo que hice fue entrar en autopista y cruzar el tajo. Fue como hora y pico por autopista (en obras) y unos cuatro euros y pico de peaje. No demasiado para la distancia recorrida.

En raras ocasiones me pasa lo que en esta: voy a un sitio y no me convence del todo... y vuelvo y se confirma... y vuelvo y resulta que no podía estar más equivocado porque el lugar, en realidad, es una preciosidad. Eso es lo que pasa con Sesimbra: al igual que Ferrol, el casco urbano no seduce a nadie, pero sus alrededores son impresionantes.

Como en nuestras últimas rutas, recomiendo tener abierto el mapa del trayecto al tiempo que se lee esto, para no perdernos. Ir contando cada cruce no tiene mucho sentido teniendo Google Maps.

Vamos a salir de Lisboa y cruzar el puente 25 de Abril, que por si solo ya debería ser un destino: en alguna foto que hice la gente lo confundió con el Golden Gate de San Francisco y sigue siendo el puente de los que he visto que más me gusta. Incluso más que el enorme y cercano Vasco da Gama.

Una cosa que no sabe mucha gente de España es que ambos puentes están en autopistas de peaje pero que no es necesario pagar peaje para usarlos: en cualquiera de los dos se puede abandonar la autopista en la primera salida sin coste alguno.

Así que cogeremos esa primera salida y nos dirigiremos a ver la Lagoa de Albufeira. El camino que vamos a seguir a mi me encanta: se trata de una carretera que avanza entre pinares que crecen en una extensa región cubierta por arenas y dunas. El aporte de áridos en tiempos en que el nivel del mar estaba más bajo debió ser ciertamente monstruoso, ya que en otras regiones cercanas, como la península de Troia, un poco más al sur, se observa el mismo fenómeno.

Esta laguna está formada por dos cuerpos lagunares unidos por un canal poco profundo, y recibe su agua de una serie de regatos, además de la que se pueda filtrar a través del cordón dunar que la cierra.

Este cordón se abre de forma periódica por la mano del hombre para que el agua de la Lagoa se pueda renovar. El canal abierto se cierra poco después de forma natural. Hay constancia de que este proceso se lleva haciendo desde el siglo XV.

Tanto la parte central de la Lagoa como el cordón dunar que la cierra y el canal de desagüe son muy bonitos, y la gama de colores y el contraste entre bosque, duna, laguna y mar es de una belleza muy particular.

Por cierto que se puede avanzar por la costa desde Caparica hasta un poco más al sur, siendo un ejemplo de las kilométricas playas de las que dispone el litoral luso.

De hecho, podríamos avanzar hasta nuestra siguiente parada caminando por la costa (a costa de dejarse las piernas en el intento). La llamada Praia do Meco tiene otros muchos nombres, y por aquí, en dirección sur según creo recordar, hay algunas playas nudistas (de las poquísimas que en Portugal tienen autorización para esta práctica).

Praia do Meco tiene mucha fama por la región de Lisboa, y la verdad es que a mi me parece bastante bonita. No tanto como la Lagoa, pero por su situación y por la escasa presión urbanística a mi me parece bastante recomendable.

Y de aquí, al Cabo Espichel, lo que vendría siendo el punto más occidental de la península de Setúbal. Cabo Espichel es realmente bonito: costa de altos acantilados, pequeñas
azenhas de buena profundidad y luego están su faro y los restos del monasterio, hoy en restauración y que en sus buenos tiempos contaba con un acueducto, un teatro y que tenía el favor y la protección de la Corona portuguesa, que lo frecuentaba.

Por sus vistas, y lo bonito del paisaje, y también por el monasterio, a mí me parece imprescindible acercarse si uno visita Sesimbra.

Y de aquí vamos a ver el castillo de Sesimbra. Construido originalmente por los musulmanes, el primer rey de Portugal, Afonso Henriques lo conquistó y se perdería brevemente durante el reinado de su sucesor, para ser recuperado y no volver a dejar de estar bajo bandera lusa salvo en los períodos de unión entre Castilla y Portugal

Sesimbra es uno de los pocos puertos naturales de la península de Setúbal, y su flota es exclusivamente pesquera o recreativa. Está llena de restaurantes donde poder degustar una buena parrillada de pescado.

El final de esta etapa se acerca. Ahora seguiremos hacia Setúbal por la Serra da Arrábida. La Serra es bastante peculiar, tanto por su orografía, como por sus acantilados, bastante diferentes de los que vimos en el Cabo Espichel, pero casi tan escarpados como aquellos y cubierto por una densa mata de bosque de poca altura.

La carretera que cruza esta Serra tiene dos ramas: una que va por el Monasterio, que tiene mucha fama pero que no conozco, y la que tomé yo, que es una carretera costera sinuosa, con excelentes vistas y que desciende hasta las playas de la zona, de gran popularidad entre los habitantes de Setúbal, ya muy cercana.

A mí esta carretera me recuerda a las típicas
coastal roads que a veces se ven en videojuegos y películas, con esos túneles excavados en la roca y curvas pronunciadas que discurren sobre el acantilado.

Y por aquí vamos a terminar, justo delante de un faro, donde podemos aparcar y ver al otro lado del canal donde termina el estuario del río Sado la península de Troia, que ya habíamos visto en una ruta anterior y que está horriblemente desfigurada por unos edificios y unas urbanizaciones que jamás se debieron construir allí, sobre todo porque se supone que es una zona protegida.

El Mapa
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