2.4.07

Documentales de naturaleza

Detesto los documentales de La 2. Lo reconozco. No pertenezco a esa inmensa mayoría de españoles que aseguran verlos (aunque a esas horas estén viendo el Tomate). Y los detesto porque siempre (o mejor dicho, casi siempre) son documentales de bichos.

Estoy harto de ver la vida en la sabana africana. Estoy harto de saber de Ron y John, los cachorros de la leona Jenny. Estoy harto de ver cómo los elefantes son seguidos a través de Kenya por una tía que incluso llega a subirse a una montaña para pedir ayuda a los dioses locales (verídico).

Pero si hay algo que me revienta más que este tipo de documentales, son los documentales de naturaleza españoles, porque hay que ver lo coñazo que pueden llegar a ser.

¿Nunca os habéis sentido con naúseas cuando al comentarista se le ocurre soltar algo como "... y entonces, la majestuosa rapaz remontó el vuelo para dominar el cielo como sus ancestros, para establecer una vez más su incontestable dominio y ocupar su lugar en lo más alto de la jerarquía de las aves"? ¿No se pasan un pelín con ese lenguaje pseudopoético? Porque realmente no dicen nada: sólo una frase bonita sin valor y que no aporta información adicional acerca del tema que estamos tratando.

Uno de la BBC hubiese dicho algo así como "... la rapaz remontó el vuelo y se elevó hasta una altura de dos mil metros, desde donde con su vista, x veces más potente que la del ser humano, puede avistar a las presas que forman parte de su alimentación...", aportando algo de información, algo de interés al tema.

Pero bueno, que lo peor fue el documental masturbatorio que emitió ayer al mediodía La 2, dónde apenas se hablaba de los pájaros... sino de los ornitólogos. Y ni siquiera se paraban en su metodología de trabajo, sino que más o menos venían a justificar la existencia de la profesión. En algunos momentos parecía que habían descubierto la cura del cáncer o dado con la clave de la computación cuántica, cuando en realidad estaban hablando de un tío que se dedicaba a ir cargado de micrófonos por el campo para grabar el canto de los pájaros. Aunque peor fue cuando establecieron un paralelismo entre el montaje de un andamio cutre (llamado pomposamente "estructura metálica") y el complejo nido de una oropéndola... ese fue el momento en que cambié de canal.

Porque coño, hay formas de hacer documentales sin empalagar, de divulgar suscitando el interés del espectador, de enseñar divirtiendo... pero en este tipo de productoras especializadas parecen más interesados en imitar a Juan Ramón Jiménez que a David Attemborough.

En cuanto a los documentales de bichos, pues están bien, pero todos los días cansan: ¿para cuando uno sobre el desarrollo del chip de silicio o sobre ultraingeniería? Porque, insisto, me interesan mucho menos las costumbres de la marta siberiana que el desarrollo de la aeronáutica.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

yo tambien me cansado de ver el mismo cierbo perseguido por el mismo felino, su fuera yo objetivo de las camaras de national geografics les mandaria bien lejos , esta hehcho como si fuera montajes de una peli

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo. Yo ni me molesto en echarles una ojeada.
Será porque no habrá documentales buenos sobre miles de temáticas distintas. Sólo tienen que echar un vistazo a canales de documentales como Historia, Odisea, National Geographic, etc, etc. JOER!

Anónimo dijo...

Hay otra opción, el programa REDES no está nada mal.

Contremo dijo...

Hombre, pues Redes no está mal, pero es que no es un documental sino un programa divulgativo, así que mi crítica no le atañe.

La única queja que tengo sobre Redes es el trato que le da quien sea que confeccione las parrillas en La 2, porque vaya horarios...