No, no voy a hablar del juicio del 11-M, sino más bien de la enésima polémica entorno a la SGAE. En este caso se trata de una denuncia por parte de Jorge Cortell acerca de que la sociedad de gestión habría subvencionado a la asociación de Jueces para la Democracia (afín al PSOE).
Si tal cosa se confirmara el escándalo debiera ser mayúsculo, ya que resultaría que los jueces no sólo serían permeables a la influencia de partidos políticos, como el PP y el PSOE, sino que además lo serían a los intereses de lobbies y empresas.
El problema es que esto lo dice Cortell, y no hay ningún enlace ni documento que apoye lo que diga, y eso es un problema serio. Serio porque mina la credibilidad de aquellos que luchan activamente contra el cánon y la concepción de derechos de autor de la SGAE y entidades similares; y serio porque se trata de una acusación gravísima y, tal vez, infundada.
Pero en fín, que a Cortell lo conocemos ya de antes y no doy un duro por lo que diga. Al menos no mientras no cambie de actitudes.
Por otra parte, tenemos el tema de la contrapropaganda de CCOO en Canarias, utilizando técnicas nazis y el desmentido posterior. En este momento no se sabe quien fue el autor del documento, pero estoy seguro de que cuando le pillen lo cuelgan de los pulgares, a juzgar por el cabreo del portavoz de la formación.
Y para finalizar, y tras el escándalo de Anesvad, tenemos a los chicos de Intervida que al parecer en lugar de apadrinar niños apadrinaban a constructoras, inmobiliarias y farmaceúticas. Desde luego da la impresión de que cuando se rasque un poco la superficie de las ONG van a saltar más casos como este, pero mejor esperar un poco más hasta que las cosas se aclaren y se vea lo que sucedía en realidad y haya más información, ya que también podría ser cosa de empleados deshonestos
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