Praia dos Pescadores, Ericeira
Azenhas de Mar
Palacio Nacional de Sintra
Alcornoques en el Alentejo
Praia do Salto (Porto Covo)
Vamos a iniciar esta ruta donde dejamos la anterior: en Peniche. Como esta ruta también es un poco larga, nuevamente voy a recomendar echar un ojo al mapa y no perderlo de vista porque no me voy a parar a indicar qué carretera coger ya que el post va a ser un poco largo.
De Peniche lo que ya había dicho en el post anterior: los acantilados merecen la pena y tal vez una visita a las Ilhas Berlengas puedan suponer una excursión interesante. Para ir hay que coger un barco en el puerto pesquero, y tras 15 kms de viaje se llega. No he estado y sólo las conozco por foto: playa pequeña y abarrotada y un fuerte que me pareció muy interesante.
Otra cosa acerca de Peniche es que tiene una cierta fama entre los surfistas del país. De hecho, muchas de las playas que vamos a ver hoy estaban llenas de practicantes de este deporte. No es extraño, por otra parte, que haya tantos practicantes de surf en Portugal con tantos kilómetros de costas.
Lo primero que nos llamará la atención es que el paisaje no se parece en nada al que hemos visto hasta ahora, que parecía un poco una prolongación de Galicia (a pesar de lo espectacular de las montañas que rodean Aljubarrota), si no que de repente el terreno se vuelve más llano y más árido... como Castilla, pero más verde.
Primera parada: Torres Vedras. Realmente si andamos mal de tiempo la podemos obviar ya que lo único interesante que vi, además de su casco antiguo, son los restos de su castillo, en pésimo estado de conservación (que sí, que vale, que el terremoto de Lisboa le hizo mucho daño... pero eso fue en el siglo XVIII), y con modernos apartamentos construidos casi adosados a sus muros. Un asco.
Volveremos a dirigirnos hacia el mar, hacia Ericeira, pero por el camino nos encontraremos una curiosidad (para los españoles), y es que pasaremos por un pueblo llamado Gibraltar.
Antes de llegar a Ericeira veremos ya algunas playas como São Lourenço o Ribeira d'Ilhas (atestada de surfistas) que nos van a servir de aperitivo para las que vendrán en el futuro.
Ericeira es un pueblo de pescadores que está hipertrofiado por la influencia del urbanismo salvaje. Es uno de esos pueblos cercanos a Lisboa que han visto cómo sus cercanías se llenaban de apartamentos de segundas residencias vacacionales para los capitalinos y gentes del interior. Gracias a Dios, aún se puede pasear por su interior sin que los ojos te duelan, aunque la densidad de turistas por metro cuadrado le hace perder cierto encanto. Recomiendo visitar la plaza, y también la Praia dos Pescadores, en la parte baja del pueblo, junto al puerto. Muy bonita para ser urbana.
Como curiosidades sobre Ericeira, decir que en su escudo aparece un erizo de mar (de ahí el nombre) y que desde aquí partió el último rey portugués al exilio.
Al salir del pueblo podemos ver una playa también muy bonita. Merece la pena detenerse unos segundos en el mirador para admirar el pueblo y las vistas a la playa.
Sigamos: vamos a ir a una de mis paradas preferidas, si bien cuando fui me decepcionó un poco, ya que las fotos que había visto me parecían espectaculares. Ahora, con el tiempo y la distancia lamento no haber callejeado un poco por ella y trataré de subsanar este fallo en próximas visitas, porque Azenhas de Mar, un pequeño pueblo de Sintra que no aparece ni en Google Maps ni tampoco en el GPS se merece eso. Azenhas está construida sobre un acantilado, y sus casas van haciendo camino hasta llegar a una pequeña playa. Es mejor ver una foto que describirlo. Por cierto, un aparcamiento situado a la zona sur tiene una caida a pico hasta el mar que acojona un poco.
Siguiente parada, Cabo da Roca. No es gran cosa, aunque tiene unas vistas decentes... pero es que hay que parar: es el punto más occidental de la Europa continental. Sólo por eso se merece una parada momentánea. Cuando fui de pequeñito hasta vendían pergaminos conmemorativos (el mío sabe Dios debajo de que piedra puede estar)
De aquí iremos a Sintra, la antigua capital de la Jet Set europea (bueno, habría que añadir a Cascais y Estoril que estaban en el ajo y que son limítrofes con Sintra). Sintra es parada obligada. Hay que visitar el Castelo dos Mouros y el Palacio da Pena, así como el Palacio Nacional. No me extiendo con esto porque ya lo habíamos visto en esta ruta.
Podríamos dirigirnos a Lisboa, pero en lugar de eso vamos a rodearla para atravesar el Tajo (Tejo en portugués) por el Ponte Vasco da Gama, el puente colgante más largo de Europa. Lisboa merece la pena, claro... pero no tenemos tiempo. Si decidís parar, Chiado, Estufa Quente, Castelo de São Jorge, la Sé, el Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belem, por destacar algunas cosillas. Así que tampoco veremos el distrito de Setúbal (dicen que es muy feo), ni tampoco revisitaremos Sesimbra
La autopista a la que pertenece el Vasco da Gama es de peaje, pero podemos evitarlo saliéndonos en la primera salida, a la N-5 que va a Alcacer do Sal o Montijo. A partir de aquí nos meteremos en plantaciones de alcornoques primero y de pinos después, en carreteras rectas con poco tráfico y por tramos muy anchas y cómodas. Con el discurrir de los kilómetros veremos que toda la zona es un inmenso campo dunar sobre el que nacen los pinos... y estamos a bastantes kilómetros del mar. Si alguien tiene una buena explicación de cómo se formó la zona, estaría muy agradecido.
Por cierto, una vez que nos metemos al sur del Tajo ya estamos en el Alentejo, cuya capital, Évora, ya conocíamos de una ruta anterior.
La N-5 nos va a dejar en Alcacer do Sal, uno de los pueblos más antiguos de Europa (fundado por los fenicios) y antigua capital de provincia de alguno de los reinos árabes que desaparecieron con la Reconquista. Desde aquí partiremos hacia la Península de Troia siguiendo el curso del Rio Sado (no me he inventado el nombre) a medida que se abre en estuario.
Troia fue sin duda la mayor decepción de todo el viaje. Es una península de arena preciosa y le han construido una urbanización, un campo de golf y cuando fui el verano pasado estaban montándose todo un Resort con hoteles, edificios y demás parafernalia. Es zona protegida, así que me pareció un crimen.
Desde Troia hacia el sur tenemos una playa contínua de decenas de kilómetros que llega hasta Sines y que está separada de la carretera por un cinturón dunar. No sabría deciros cuál es el mejor tramo para bañarse, aunque tengo entendido que por algún lado se hace nudismo. Lo que sí puedo decir es que hay tan poca gente que se está muy relajado: ni ruidos, ni aglomeraciones. La playa más tranquila que vi en Portugal. Será por eso que quieren echarla a perder.
Rumbo sur y nos dirigiremos hacia la Lagoa de Santo André, que pertenece al concelho de Santiago do Cacém. La Lagoa es objeto de una pequeña ceremonia anual ya que a finales de marzo o principios de abril se rompe el cordón dunar que la separa del mar para que el agua se renueve. En este post teneis un vídeo donde se puede ver el proceso. Justo aquí al lado está Vila Nova de Santo André, una de las ciudades más jóvenes de Portugal (fundada en 1973) y que ahora cuenta con una población de unos 11 mil habitantes, aunque fue pensada para albergar unos 100 mil. Es en realidad un dormitorio de la cercana Sines.
Desde aquí nos iremos al interior para visitar Santiago do Cacém y su castillo, de origen árabe. Se supone que lo de Cacém es una lusificación del nombre de un tal Kassem que sería el fundador del pueblo.
Nuestra penúltima parada será Sines, cuna de grandes navegantes y cuyo vecino más famoso fue Vasco da Gama, el descubridor de la ruta a la India doblando el Cabo de Buena Esperanza. Su industria más potente es su puerto, el más grande desde Lisboa al Cabo São Vicente. En Sines hay una refinería.
Hablando de eso... ¿recordáis lo que dije de los Intermarché y el combustible? Pues antes de entrar en Sines, si uno viene desde Santo André hay uno. No es tan barato como el de Alcobaça, pero es mejor que las gasolineras normales.
Desde Sines hacia el sur hay un cambio importante en la costa: desaparece la playa kilométrica de antes y la costa comienza a escarparse. Las playas estarán ahora entre acantilados o serán pequeñas calitas como las que veremos en Porto Covo, nuestra última parada de hoy. Merece la pena pasearse por los acantilados y ver el rosario de pequeños arenales: Serro D'Aguia, Salto, etc.
Aquí fue donde me alojé. Hay varios campings y el que conozco es Costa do Vizir y más o menos lo mismo que en Peniche: personal desagradable (incluso se negaron a darme una toma eléctrica y tuve que porfiar hasta que cedieron), no dejan meter coches en el cámping e instalaciones de ducha y baños en un estado sanitario bastante dudoso. Al parecer han tenido problemas con clientes españoles porque nada más detectar tu nacionalidad ya te miran raro. Y conmigo aún se portaron porque hablo portugués. Muy caro para lo que ofrece.
El mapa
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