Tabacómanos, chiclistas y comedores compulsivos de pipas

Esas son, por orden, las tres tribus humanas que más detesto, con mención de honor a quienes pertenecen a dos o más de ellas.

El otro día se quejaba un fumador de la prohibición total de fumar en los trenes. Es curioso, pero parece que mi salud es más una cuestión de tolerancia que una cuestión de sentido común. Así que se lo dejé bien clarito: si usted fuma mierda, y esa mierda también afecta a mi salud, no voy a ser tolerante y ni siquiera voy a intentarlo.

Pues puestos a quejarnos, me quejaré yo también de sus malos humos (los desprendidos por el cigarrillo y los otros), por las toneladas de colillas (a ver quién encuentra una calle sin una) y ceniza que caen en las calles (parece que fuesen alérgicos a las papeleras), por el espantoso olor que dejan a su paso y finalmente por sus quejas sin fundamento.

Tampoco soy muy tolerante con los chiclistas, esa panda de maleducados que se dedican a untar de goma cada sitio que tocan: debajo de las mesas, en los baños, en las calles... ¿quién no ha pisado nunca un chicle?. Su otro pasatiempo es dejar caer el envoltorio en cualquier y lugar y también parecen tener un miedo atávico de las papeleras, ya que si se acercan a una, generalmente no será para echar el chicle dentro, sino para pegarlo en la carcasa.

Por último, tampoco me caen bien los comedores compulsivos de frutos secos, con los de pipas a la cabeza... esos que van comiéndolas por la calle y dejando caer las cáscaras por cualquier sitio. De acuerdo conque son biodegradables, pero... ¡joder que guarros son!

Podría seguir con los que hacen ruido por las noches, como la especie de simio con permiso de conducir tipo B y nulo gusto musical que se puso ayer a charlar con un congénere bajo mi ventana a las cuatro y media de la mañana, mientras el equipo de música de su coche hacía retemblar el edificio ¿No se podían ir a tomar por culo un rato?

En fin, que ya veis que estoy de mala hostia. Que tengáis una buena tarde.

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