Estos días han estado celebrando las "Grandes Fiestas en Honor a San Quemasdá" en el pueblo en el que me he criado. Por cierto, que San Quemasdá no es el patrón del pueblo. Es otro, y a ese no se le hacen fiestas... lo mismo pasa en los dos pueblos más cercanos: en los tres se celebra la fiesta de San Quemasdá y no la de su patrón. Por lo que parece, mi pueblo las celebra por competición, que no por devoción.
Como véis, algo tienen las fiestas populares que me repele profundamente. Aunque no tengo la suerte de alguno de mis amigos que tienen el enorme honor y privilegio de soportar la megafonía verbenil enfrente de su propia casa, en la mía se escucha de puta madre.
De hecho, se escucha tan bien que a veces uno no puede ver tranquilamente la tele. Imaginad ver Terminator con banda sonora de Ana Kiro o Manolo Escobar. Ciertamente, Schwarzenegger pierde mucho si su "Volveré" se dice mientras la música que suena dice algo así como "Mi carrooo me lorrobarooooon anoooche mientras dormiiiiiaaaa...".
Pero no es eso lo que más me disgusta. Lo peor es si prestas atención a la música que emite "Rrrradio Ppppérez de Ppppporriño". Eso debería estar prohibido por la convención de Ginebra y el colegio cardenalicio vaticano. Como mínimo.
Porque emiten toda cuanta mierda cae en sus manos. Mierda que convierte a Camela en refugio de melómanos y a Bisbal en un músico. Porque esta gente perpetra algo que yo definiría eufemísticamente como "contaminación acústica", cocinado en base a versiones de todo a cien de lo peor del merengue, bachata y demás latinadas. Para que os hagáis una idea, el momento culminante fue un popurrí que incluía temas de Georgie Dann. Hasta la SGAE debería morirse del asco por mucho que todo lo cantado (sic) perteneciese a su repertorio.
¿Creéis que no se puede caer más bajo? Pues se puede: otro de los temas que torturaron nuestros oídos era una merengada cuyo estribillo era "Ya llegó la Orquesta Capitol". Dudo que haya una gasolinera en España con algo peor que eso en su catálogo. Y ya hay que tenerlos cuadrados para "amenizar" la tarde con una canción de autopromoción de una orquesta de las que va de verbena en verbena.
Y no hablaré de las dedicatorias de pasodobles y otros géneros musicales decrépitos, pero sí diré que el día que alguien me exija que "contribuya" económicamente a la verbena le saco los ojos.
Luego los viejos se quejarán de que la "juventú" ya no va a las verbenas. ¿De qué se extrañan? La única canción decente que escuché desde mi casa (hace años que no pongo el pie en la verbena) fue una muy vetusta (y genial) "¿Que será será?". Y fue un descanso, aunque no la interpretara Doris Day.
Si pretenden que la juventud vuelva, que hagan como en Portugal, dónde te puede sonar lo mismo una canción de moda latina (de las que tanto me horripilan) como un temazo de Queen u otra pequeña maravilla de la música contemporánea.
Ya sabes: si quieres que la gente venga, dale lo que pide.
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