Y Kimi sonrió por fin

Poco, pero sonrió. No es para menos, por fin ha ganado el campeonato de Fórmula 1.

Realmente hay que felicitarle por su campeonato: incluso cuando lo tenía imposible no ha tirado la toalla y siguió peleando por el título, aunque todos pensábamos que vendía humo.

Pero no, simplemente creía en sus posibilidades y luchó por ellas, y ahora se ha visto recompensado con el momento que, tal vez, pensaba que no iba a llegarle nunca, después de tantos años de intentarlo.

Hay que felicitar a Fernando Alonso. Para mí este tercer puesto tiene mucho más mérito que los dos campeonatos de los dos últimos años: al fin y al cabo, nunca le apretaron tantísimo las tuercas como este desde la FIA y su propio equipo, que favorecían descaradamente a Hamilton.

Incluso tuvo que soportar la impertinencia de Bernie Ecclestone diciendo que Hamilton había hecho mucho más por la F1 que él, lo que ya tiene cojones, porque Hamilton procede de un país con gran tradición en este ¿deporte? mientras que Alonso inició esta tradición en una España tradicionalmente indiferente al mismo. Claro que, a lo mejor, la contribución a la que se refiere Bernie es más bien monetaria: Hamilton es más mediático que el hosco astur...

Hay que felicitarle por llegar hasta el final de temporada luchando por el título y quedando a un sólo punto del ganador final con todos los problemas que tuvo, y hay que recordar que sería campeón una vez más de no ser por la famosa sanción que le hizo perder cinco puestos en la parrilla de salida por una decisión de su escudería. En McLaren deberían hacérselo mirar: han perdido el campeonato de pilotos por una reclamación que hizo el padre de su segundo piloto contra su primer piloto.

Y por supuesto, felicidades a Hamilton por su segundo puesto.



Hay que felicitar también a Hamilton por su segundo puesto