Aunque pueda parecer lo contrario, el fútbol no tuvo nada que ver. Recibió este nombre porque durante las eliminatorias de acceso al mundial de México'70 la animadversión que había entre ambos países quedó más que patente.
El caso es que Honduras estaba literalmente invadida por salvadoreños que huían de las paupérrimas condiciones de vida en su país, y esto provocó tensiones entre los hondureños.
Cuando el gobierno hondureño resolvió redistribuir la tierra en la que se habían asentado salvadoreños entre sus propios ciudadanos y comenzó una persecución de aquellos, las tensiones aumentaron, sobre todo por la conveniencia de los gobiernos de ambos países, que necesitaban un enemigo externo para desviar la atención sobre los graves problemas que les aquejaban. El temor del gobierno de El Salvador a que más campesinos regresasen al país y con ello se acentuase la presión a favor de la resdistribución de las tierras que copaban los latifundistas (y que apoyaban al gobierno) fue lo que decidió a este país a intervenir militarmente en Honduras.
Tras seis días de guerra y 4000 muertos las hostilidades cesaron y El Salvador tuvo que acoger a los emigrantes, lo que enrareció aún más la situación interna del país ya que fue imposible reinsertar económicamente a toda esa gente, y se estaban sentando las bases de la larga y sangrienta guerra civil salvadoreña.
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