Siempre se ha dicho que los políticos tienen una forma bastante retorcida de usar el lenguaje, e incluso se tacha de poco preparados a aquellos que hablan de una forma mucho más directa que sus colegas.
Pero... ¿habéis pensado en lo mucho que pueden llegar a retorcer las cosas? Pensemos en sus denominaciones: hoy en día en España se habla mucho de los neoliberales, que paradójimente vienen siendo también los conservadores. Para más inri, en Estados Unidos gobiernan los neoconservadores, que a su vez son los máximos defensores del modelo neoliberal. Para más lío, hace un siglo un liberal era lo que hoy en día daría en llamarse un progresista.
Es más, en muchos países de latinoamérica existen partidos que se llaman radicales, aunque sus planteamientos son bastante conservadores e incluso neoliberales.
Y además de todo esto, está el eterno debate entre la Derecha y la Izquierda, cuyos nombres provienen por lo visto de las asambleas republicanas que se convocaron tras la Revolución Francesa: aquellos que tenían planteamientos más conservadores se sentaban en los escaños diestros, y los más entusiastas de las reformas, en los siniestros.
El debate tuvo momentos realmente surrealistas cuando en la Unión Soviética la izquierda, que ya tenía un poder absoluto y no demasiado interés en perderlo, era el bando conservador, mientras los que abogaban por las reformas, supongo que para distinguirlos de una derecha oficialmente proscrita eran "contrarrevolucionarios" o "disidentes" (según quién hablase del tema).
Y en el caso español, tenemos una Izquierda Unida fragmentada, un Partido Popular absolutamente impopular y un PSOE que ni es Socialista, ni Obrero y a veces uno duda que sea siquiera español, ya que obvia a gran parte de la población (a mi comunidad, sin ir más lejos).
Y todo esto sin meternos en términos de lo "políticamente correcto", que eso sí que es retorcer el lenguaje hasta el absurdo, y es un deporte que los políticos practican de forma entusiasta.
PD: Por cierto que esta mañana mientras preparaba las cosas para ir al trabajo se oía una voz estentórea en la calle que decía "¡Lorena! ¡Lorena!"
1 comentario:
jajaja a la próxima te haces dos coletas, dejas que una ventolera te rebufe la minifalda puesta a conciencia y sin gallumbos, y le contestas: Lorena soy yo. dime guaapoo..
Estupendo e interesante análisis.
Un abrazo
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