Hoy he vuelto a la playa después de bastante tiempo sin hacerlo, debido a ciertas inclemencias meteorológicas bastante tocanarices.
Y he vuelto para encontrarme con la típica fauna playera de todos los años: el metrosexual, la de las tetas antigravedad, la marujona que destripa la vida de los famosos cual pescadera una sardina, la mujer ignífuga y por supuesto, el camarón humano, entre otros.
Pero hoy hubo un espécimen que me llamó la atención: la niña porreta. Debería tener unos ocho o diez años, y en esto que se pone al lado de la toalla de su madre (tipo marujona destripafamosos) y se pone a hacer cosas chungas. Al principio pensé que estaba haciendo tai chi o algo parecido. Había que verla con su bañador rosa con estrellas plateadas y su chicho en la cabeza con cinta a juego... y venga a hacer movimientos a cámara lenta.
Yo me tumbé y seguí escuchando mi música. Y en esto, que llegó la hora de marchar, y la niña y su señora madre quedaban en mi camino hacia las escaleras. Y en esto que la niña me mira fijamente, me apunta con la palma abierta y grita "¡¡No puedes pasar!! ¡¡Te estoy deteniendo con la fuerza del elemento agua!!". Tócate los huevos. Yo, obviamente, pasando kilos de la niña... cuando en esto que me fijo que la madre, desde detrás de la mocosa mirándome con cara de mala hostia, como si yo la molestara a ella y no al revés. Opté por seguir mi camino dejando a la cría compungida por el escaso efecto del elemento agua y a la señora posiblemente iniciando un expediente de destripe a mi costa.
Si vuelve a ocurrirme, juro que le diré a la señora aquello de "Señora... ¿qué se fuma su niña?"
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