23.1.06

The Playmate Book





Allá por las navidades el Blog "El Escorpión" del diario "El Mundo" decidió regalar varios ejemplares de diferentes obras a sus lectores. La condición para hacerse con uno de los libros era hacer un comentario a su reseña y esperar que "el Escorpión" decidiera que el tuyo era uno de los tres mejores candidatos.

El caso es que decidí comentar el siguiente libro, y vaya, parece que tuve éxito. Hoy acabo de recibir el libro, y debo decir que es una preciosidad. Para un amante del desnudo y de la fotografía de desnudos como yo es un regalazo.

En las líneas siguientes podéis leer mi comentario, o acudir a la página original:

Cuando Playboy inició su andadura supuso una pequeña revolución en la forma de entender las revistas para adultos. No fue ni la primera, ni tampoco la última de ellas, pero sí que tenía un algo, bastante alejado de la chabacanería que solía campar por sus competidoras. Dotó de un cierto glamour a los desnudos femeninos que tan sólo los calendarios de pin-ups poseían, y lo llevó más allá.

No sólo se trataba de mujeres: de detrás de su lema "Entertainment for men" salieron algunos de los iconos que conoció la segunda mitad del siglo pasado, como las primeras aventuras de 007, en cuentos cortos escritos por Ian Fleming, o incluso el embrión de lo que terminaría siendo el 2001 de Clarke (en libro) y Kubrick (en cine), un relato breve llamado "The Sentinel"

Playboy asimismo daba recomendaciones a sus lectores acerca de "cómo vivir": les recomendaba ropa, libros, coches, gadgets, etc. Era, además de una revista erótica, una revista de estilo que todo hombre debería seguir para seguir las últimas tendencias. Algo así como el Santo Grial de lo que con el tiempo llegarían a ser los (salvando mucho las distancias) metrosexuales. Así, en Playboy buscaron su reflejos sucesivas generaciones de yuppies, brokers, nuevos ricos, gentlemens y por supuesto "playboys" y otras gentes adineradas.

Otra cosa que aumentaba el encanto de la revista es que daba la imagen de cuidar de sus chicas, de no tratarlas como trozos de carne. Fue así como en su anterior "cumpledécadas" en uno de sus reportajes hacían un seguimiento a la carrera profesional de muchas de aquellas chicas que trabajaron no sólo de modelos, sino también en los llamados "Clubes Playboys", a donde sólo clientes muy selectos podían acceder. Había desde políticas hasta cirujanas, pasando por modelos y actrices.

El problema fue cuando este glamour empezó a caer en el estereotipo, cuando apareció el tópico de "Chica Playboy" que aún hoy la acompaña: la típica rubia curvilínea y siliconada, semidesnuda y llevando carísimas piezas de lencería, y poco menos que desterraba al olvido a otras tipologías femeninas, salvo en contadas excepciones, casi siempre protagonizadas por celebridades de uno u otro tipo (protagonístas de escándalos, presentadoras de televisión, estrellas de cine, deportistas...). Esto hubo de causar alguna crisis en la historia de la cabecera del conejito.

Playboy supo, sin embargo, extenderse por el mundo vendiendo su producto donde era posible, y adaptándose a los gustos locales cuando no lo era. Es por ello que ediciones locales como la española sobreviven a base de tirar del archivo de la matriz norteamericana, aderezándola con puntuales modelos locales, mientras que otras, como la brasileña, tienen un criterio mucho más amplio.

Esta versión, la brasileña, es casi una antítesis del Playboy USA, ya que es difícil ver las imágenes glamourosas de rubias neumáticas, que ceden su sitio al imperio de la belleza brasileña.

Así, por sus páginas desfilan chicas con mucho o poco pecho, rubias o morenas, blancas, mestizas o de color, desnudas o vestidas y de toda condición son retratadas por unos fotógrafos capaces y tocados por un extraordinario talento que son capaces de sorprender reportaje a reportaje y sacando lo mejor de cada una de sus modelos y de cada uno de los variados escenarios en el que las presentan, bien sea en un estudio cerrado, o en medio de la selva amazónica.

Por último y para terminar este repaso, mencionar la forma en la que Playboy se ha adaptado al mundo moderno, siendo de las primeras revistas en producir películas y programas para la TV, llegando al extremo de poseer canales propios.

También hay que destacar como sus responsables en lugar de lloriquear por el daño que internet ha causado su negocio acometieron con entusiasmo el desafío siendo de los primeros en ofrecer un servicio digital donde nuevos clientes podían acceder a sus archivos y contenidos con una mayor comodidad y privacidad.

Así pues, hoy en día Playboy es mucho más que una revista erótica o una productora de filmes eróticos. Hoy en día es una de las marcas de estilo de mayor éxito, que hace que muchas chicas que jamás leerían la revista y que jamás posarían para ella se paseen por las calles llevando camisetas o luciendo joyas con la figura del clásico conejito de Playboy.

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