Como escribir un relato erótico

Lo de escribir relatos eróticos no es cosa que se le dé bien a todo el mundo, básicamente porque lo de escribir no se le da bien a todo el mundo.

Si a ello unimos que la idea de erotismo de mucha gente es una película de Rocco Siffredi, de Nacho Vidal o de Jenna Jameson, veremos que realmente la calidad media de los relatos amateur baja mucho. Pero bueno, eso explica por qué criaturas de aspecto similar a una mujer, como Lucía Lapiedra y Celia Blanco son dos sex-symbol nacionales.

Lo primero. A la hora de plantearse una situación presumiblemente erótica hay que tener en cuenta que el mayor órgano erógeno del ser humano es el cerebro (así que los "holafollas", descartados), y por tanto, este es el lugar al que debemos dirigir nuestras atenciones preferentes, ya que la imaginación (tanto de lector como de escritor) es fundamental para que las cosas salgan bien. Un lenguaje cuidado (nada de "te ví a arrancar las bragas a dentadas") y un vocabulario preciso que nos evite dar rodeos innecesarios serán nuestras mejores herramientas (lo siento, Danielle Steel), ya que permitirán al cerebro de nuestro lector procesar la información rápidamente y no distraerse con el complemento directo.

Por eso mismo, recrearnos en lujosas descripciones del lugar donde tiene la acción, es contraproducente: limítate a dar un esbozo y que se lo curre la imaginación del lector, que tenderá a situar la acción en un paraje real o imaginado que más o menos encaje con lo que digas y que más o menos le parezca erótico. Lo mismo se puede decir de la (o el) partenaire o partenaires en esta función: tú descríbelos someramente, que el lector ya se encargará de hacerlo encajar con alguien que le ponga.

Y esto me lleva a lo siguiente: en las pelis porno en muchas ocasiones toda la acción tiene lugar en entornos lujosos, mansiones, etc... y digo yo, ¿cuántos de nosotros nos podemos identificar con eso? No muchos, creo.

Entonces, si queremos que nuestro relato llegue a algún sitio lo primero será situarlo en lugares comunes, en situaciones cotidianas que puedan dar más o menos morbo a nuestros lectores, ya que dudo que muchos de nosotros vivamos la situación de que tres tías desconocidas entren por nuestra puerta, con trazas de top-model y montemos una orgía en un comedor estilo Luis XIV.

Es más aceptable una situación en que esa compañera de clase/curro/piso/club de ajedrez (el frikismo existe, amigos), o tu novia, o la mujer del vecino del quinto que es un cretino, o la chica que recogiste en autostop, o esa cajera del súper nueva (y sus equivalentes para las mujeres y la comunidad homosexual, colectivos ambos a los que no pertenezco)... reales o imaginados pero que tanto nos ponen puedan adquirir un cierto (o total) protagonismo.

Como dijo alguien, mucho más pone la vecina del tercero que la más famosa de las top-models: la modelo es inaccesible, no sabe que existes y raro es que coincidáis en el mismo país... la vecina, un sábado cualquiera... ya me entendeis.

Por último un consejo. En tiempos me pidieron (chicas) que les escribiera relatos eróticos. Si os toca, procurad conocer cuanto más mejor a vuestra "clienta", para que se sienta lo más identificada posible con el rol que le asignas (hay chicas a las que les gustan unas cosas que a otras les horrorizan)... y en caso de duda, jabón. Hacer la rosca no hace daño, y de hecho es el arma de ligoteo preferido de esos playboys de discoteca (comunmente conocidos como "buitres") que pululan por ahí y se las llevan de calle.

Así que, estimados lectores, es momento de que experimentéis. Aunque sé que nadie va a hacerlo, podéis ensayar en los comentarios y así vemos si estos consejos sirven de algo, o sólo he matado el rato escribiéndolos.

PD: Un día de estos pongo un ejemplo "paso-a-paso" para alumnos lentos.