28.1.06

¡Nieva!


Una de las cosas que más me fastidiaba de mi vida en estos últimos años es que la nieve parecía esquivarme.

Cuando estuve en Francia hacía un frío del carajo... pero sólo nevó una vez que me fui. Mi ex-compañera de vivienda me envió unas bonitas fotos con el Mobile-home en el que vivíamos bajo un hermoso manto blanco.
El año pasado hubo hasta seis olas de frío que barrieron España, e incluso nevó en el desierto de Túnez, como cuando era pequeño y nevó en mi casa... pero sólo una dejó nieve en Galicia, fuera de las montañas, y precisamente en la ciudad en la que estaba viviendo... y precisamente en un día en el que no estuve. Para cuando regresé, ya no había nieve salvo en un par de zonas umbrías.

Pero hoy me he resarcido. Está nevando. Nieva tanto que tengo dificultades para ver algunas de las casas de la carretera de A Fonsagrada, y la
visibilidad sigue decreciendo. Puedo ver a mis vecinos al otro lado de la calle, viendo la nevada, al igual que yo.

Esta mañana he cogido la cámara y a despecho del frío y de las gotas de
lluvia que se deslizaban entre los copos de nieve he salido a hacer unas cuantas fotos, algunas de las cuales os muestro en este post. Cuando ya regresaba me sorprendió una pequeña nevada que me dejó completamente calado.

La verdad es que encuentro el movimiento de los copos al caer hipnótico, y
podría pasarme horas viéndolo. Es una de esas cosas sencillas que uno simplemente no piensa, suceden... vas caminando por la calle, o lo ves por la ventana, y ahí te quedas, ensimismado.

De hecho, no sé por qué, pero a aquellos que no tenemos la posibilidad de ver la nieve año tras año es algo que nos fascina, que nos encanta. Sacamos fotos y contamos la experiencia como si fuese algo místico. Hablamos de cómo caían aquellos farelos, aquellos trapos, o el nombre que se le asigne en cada lugar.

La única lástima es que esta nieve que cae ahora no está cuajando, y de hecho, la que cayó durante la noche se va derritiendo, hasta el punto de que en unas horas no restarán más que unas pequeñas motas en los lugares más ocultos. Mañana ya sólo será un recuerdo.

1 comentario:

Betta dijo...

Yo sólo vi nieve una vez en mi vida, cuando tenía 6 años y nevó en Padrón. Ayer en Arteixo nevó, si es que a eso se le puede llamar nevar, era más bien aguanieve que al tocar el suelo se deshacía... y una vez en lugo, en Samos nevó, pero fue lo mismo, aguanieve. ¡Quiero ir a la nieve!