17.4.06

La II República

Estos días se ha celebrado el 75 aniversario de la proclamación de la II República, y es tal la cantidad de inexactitudes, manipulaciones y tonterías que se han dicho, que me gustaría dar mi opinión sobre el tema. Buena parte de este post ha nacido como respuesta a un post de La Tierra de Uel, así que los parecidos son bastante razonables con mi comentario de allí.

Hablemos un poco de historia. Una de las primeras falsedades que se suelen decir acerca de la Segunda República Española (en adelante SRE) es que tuvo legitimidad democrática... y eso no es así. Realmente perdió las elecciones municipales, pero las ganó donde contaba: en las grandes ciudades, lo que provocó el exilio del Rey, que (según sus palabras) prefirió eso a una confrontación. Algo sabría de ello: su reinado fue un período bastante siniestro con levantamientos, dictaduras, magnicidios (de políticos y casi el suyo propio), cierres patronales y huelgas salvajes.

Así que simplemente se produjo un vacío de poder que fue rellenado por las autoridades de la naciente SRE. Evidentemente, en las grandes ciudades hubo mucha alegría por parte de sus partidarios, pero en otros lugares la cosa no debió ser tan festiva (pero claro, allí no había cámaras). Con la diferencia de votos que hubo entre unos y otros, diría que ni siquiera con el "factor cacique" podría explicarse la derrota de los políticos republicanos en el conjunto del país... pero como la historia la escriben los vencedores, ahora parece que ese momento fue una celebración unánime.

Otra cosa que se suele comentar es que tuvo "normalidad institucional", sin pararse en que su primer presidente, Niceto Alcalá-Zamora, dimitiera en dos ocasiones, lo que supone un número de cambios excesivo en la Jefatura del Estado (con las convulsiones consecuentes) para un período de tan sólo cinco años. Además, el primer gobierno, de marcado carácter izquierdista fue substituído por uno de derechas (lo cual indica hasta qué punto quedó la gente hasta el moño de este primer gobierno), que fue substituído a su vez por otro de izquierdas (lo mismo que antes). Nada menos que tres elecciones en menos cuatro años (31, 34 y 36). Y para rematar, sufrió un golpe de estado fallido en el 36 (el que inició la Guerra) y otro no fallido en el 39 (en plena Guerra). Normalidad, sin duda.

Además, estos días he podido leer y escuchar paridas de toda clase y condición acerca de ese período, siendo la más impactante la que escuché (creo que en T5) a un escritor (sospecho que Rafael Torres, que escribió un libro sobre la SRE) decir cosas como que "Barcelona y Madrid se pusieron a la vanguardia de Europa" o que "un mecánico de taller trabajaba codo con codo con los ingleses para inventar nuevas cosas"... cómo si el coeficiente intelectual del buen señor hubiese aumentado unas cuantas decenas de puntos simplemente por haber cambiado el sistema de gobierno.

Para mí, la II República fue una oportunidad estupenda que se fue a la mierda por culpa de los de siempre: unos políticos que trataron de usarla para sus fines personales sin pararse a reparar en los intereses del estado o del pueblo. Como hemos visto, su Constitución recogía una serie de principios, derechos y deberes que fueron sistemáticamente ignorados por aquellos que tenían la misión de llevarlos a la práctica.

Lo que ahora nos venden como un estado moderno y bucólico fue en realidad, tal y como hemos visto y narra la historia, una república corrupta, convulsa y peligrosa, dónde la Guardia de Asalto (creada por las autoridades republicanas) invitaba a paseos nocturnos (véase Calvo Sotelo, José. En el post en La Tierra de Uel atribuía erróneamente la autoría de este asesinato a la Guarcia Civil) y desde el poder se veía con condesdendencia los asaltos a que eran sometidos los conventos y religiosos (que se mire por dónde se mire es inaceptable desde el punto de vista del estado de derecho que proclamaba ser).

Tampoco reparaban en ñoñerías a la hora de reprimir, como bien supieron (entre otros) los sublevados de enero del 33. En todo caso, la agitación social fue constante durante toda su existencia, tal y como venía siendo normal desde varias décadas atrás, con la sóla excepción, tal vez, de parte de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, que ya puestos, hizo mucho más por el avance de España en sus dos primeros años que la SRE en sus seis (así de triste es la vida, aunque no sea políticamente correcto decirlo).

El gran problema de la SRE fue que la vida política padecía una polarización intolerable que creo una de las mayores causas de su fracaso y de todo lo que vino después... y hoy en día ciertos políticos irresponsables (en todos los partidos) nos están llevando a otra polarización de la sociedad, que en nada puede beneficiarnos.

Tal vez por ello esa idealización de su historia es doblemente peligrosa, puesto que obviar los problemas que presentó en su momento puede condenarnos a repetir toda o parte de la historia, y a que algún capullo con ínfulas de grandeza dé el paso y comience una espiral de violencia política (
que siempre ha sido una de las formas de violencia más absurdas e improductivas) a mayor escala que la que hoy en día tenemos, y que vemos en ciertos grupúsculos, normalmente de la extrema izquierda (independentista o no), como ETA, los GRAPO, los desaparecidos Terra Lliure, EGPGC y otros, o ultracatólicos, como en el caso del atentado a Leo Bassi.

Con respecto a su vuelta y a su espíritu... Dios nos libre de ese toro. Me quedo con mucho con el espíritu de la transición, que era mucho más abierto, dialogante y tolerante que el de aquella república de infausto recuerdo, lamentable desarrollo y trágico final, y que permitió que gentes de diferentes credos políticos llegasen a un acuerdo, no exento de dificultad, pero que, visto desde la perspectiva que ofrecen los casi 30 años transcurridos, puede considerarse como altamente satisfactorio.

Creo que debemos estudiar el fracaso de la SRE (y llamarlo fracaso, por su nombre) para no volver a cometer los mismos errores y seguir adelante con el período de nuestra historia en el cuál hemos disfrutado de más libertades (este en el que vivimos, aunque últimamente los políticos no se ocupan demasiado de los intereses de sus electores), y avanzar en ellas.

Para conseguir esto lo principal sería, a mi juicio, terminar con la actual partitocracia y sustituirla por un sistema de listas abiertas y favoreciendo la participación de la ciudadanía en la vida política, exponiendo y sometiendo a discusión pública los proyectos gubernamentales (por ejemplo, cuando se propone una ley que se exponga en internet y permita a los lectores escribir comentarios a cada artículo, como en un foro), de forma que se establezca un feedback entre los legisladores y la sociedad.

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4 comentarios:

manuelvh dijo...

La segunda republica, su proclamacion, tuvo lugar en las ciudades, cosa lógica teniendo en cuenta que era donde estaba la cultura, como contraposicion a la españa del cacique, analfabeta y manejable. Fue una epoca convulsa en todos los aspectos, con grupos enfrentados entre si (derecha e izquierda, pero tambien todas sus facciones internas) que hacian y deshacian cambios y reformas, peleandose por el poder y la influencia.

Apelar al espiritu de la transición muestra cual es la gran diferencia entre uno y otro proceso. En el 36 no hubo transicion, hubo cambio, y eso fue lo que la perdio. No se puede pasar de la noche al dia de golpe, y mas sin tener una sociedad preparada, unos politicos mentalizados y una situacion politica estable

Teniamos una izquierda revolucionaria sin un lider claro, muy dividida y con "ganas" de cambiarlo todo en un dia, y una derecha reaccionaria que vio peligrar muchos de sus beneficios de la noche al dia. Un caldo de cultivo demasiado fuerte que desemboco en lo que todos sabemos

Nos engañaron los de siempre y puede que nos vuelva a pasar (estamos olvidando la historia). Necesitamos que alguien nos recuerde de vez en cuando lo que paso y en que nos equivocamos

Contremo dijo...

No había pensado en ese punto, pero tenéis razón en el tema de la ausencia de transición.

Mi argumentación va bastante en el sentido de lo que decís: no critico la República como estado "ideal" o "teórico" (por decirlo de alguna forma) sino "esa" república que nos venden como referente, y también critico a la república que "fue".

Otro tema, el de las cámaras. Si tu vas a una ciudad como Madrid o Barcelona, para cualquier celebración juntarás gente suficiente para hacer ruido. Mi argumentación va en el sentido de que se nos presenta la llegada de la república como algo unánimemente esperado, y yo digo que lo dudo bastante, que la diferencia de votos es demasiado exagerada como para explicarse simplemente por el "voto cautivo". Había monárquicos entonces y en gran número, así que simplemente creo que hay un buen mito acerca de este tema y dudo que sea como nos intentan hacer creer.

En cuanto a lo de los reyes, las razones de que sean los Borbones y no los Gutiérrez son históricas, y no me extenderé sobre ellas. Lo que me preocupa más es... ¿cuál es la alternativa? ¿qué clase de alternativa? ¿en qué condiciones?

Porque mi confianza en la clase política es tan escasa que prefiero a un Rey antes que a un político profesional. Para decirlo de un modo sencillo: no quiero a una empresa o a un grupo de intereses ocupando ese puesto.

El papel actual de la jefatura del estado es el de la cabeza de la diplomacia española y la de arbitraje de la vida política dentro del estado, aspecto este último en el que tal vez debiera hacerse más. Tal vez sí se esté intentando de una forma solapada y alejada de los medios (lo cual sin duda beneficiaría a este tipo de mediación), pero efectividad, lo que se dice efectividad, no parece estar teniendo demasiada... aunque bien es cierto que no hay peor sordo que el que no quiere escuchar, y no veo a mucha gente escuchando desde los escaños.

Así que si cogiésemos, no sé, a un par de diplomáticos de carrera, que jamás hayan pertenecido a un partido político, o concurrido a unas elecciones como independientes dentro de uno de ellos (al estilo Garzón, por ejemplo), y que tengan una trayectora profesional amplia y variada que avale su idoneidad... entonces me parecerían candidatos perfectos para el puesto... pero ¿un Aznar o un Zapatero? Casi que no. Me quedo con el Rey.

En cuanto a lo que si viviré o no en una República de España. No tengo ni idea... ni siquiera sé si habrá una España en el futuro, pero sea lo que sea, que ocurra con naturalidad, sin tragedias y que sea por la voluntad de todos.

No necesito preguntar a mis padres por lo que estudiaron: mi abuela era profesora, y lo fue desde tiempos de Alfonso XIII, así que he podido leer todos los libros de historia que tenían que aprenderse los niños desde tiempos de la monarquía hasta bien entrada la dictadura... y los cambios son realmente escasos (o eso recuerdo). Se refieren sobre todo a ciertas consideraciones entre liberales/absolutistas y sobre todo a la historia más reciente para culminar con un capítulo que se dedicaba a dar loas a "Su Majestad el Rey Don Alfonso", a "Don Niceto Alcalá-Zamora" o a "El Generalísimo". Táchese lo que corresponda en cada caso.

Pero por lo demás, España era una e indivisible, El Cid mataba moros después de muerto y los Reyes Católicos encabezaban el hit parade de la gente guay de la historia.

Como dije antes, la vida es así de triste.

Anónimo dijo...

Amigo, no sé de que fuentes históricas habías bebido hasta ahora, pero nadie dijo jamás que la República fuera un oasis de estabilidad en el agitado discurrir del s.XX español.
En cuanto a su legitimidad democrática, ésta no llegó automáticamente el 14 de abril, sino tras la promulgación de la Constitución que elaboraron las cortes constituyentes elegidas por sufragio universal, mejor dicho: por Sufragio Universal.
Con todas las objeciones que quieras ponerle, siempre será más legítima que un régimen nacido de un golpe de estado militar de los más sangrientos que se conocen.
Carvalho

Contremo dijo...

Amigo Carvalho, si te fijas cuando se menciona la II República casi nunca se hace mención a su inestabilidad: siempre se presenta como un estado idílico.

En cuanto a la legitimidad del actual sistema, siempre se puede argumentar que no se la da el hecho de haber terminado con un régimen sangriento, si no la aprobación de otra constitución, la de 1978.